domingo, 24 de junio de 2012

Such is Life





Así es la vida. Se vive o no se vive, cada quien escoge. No sabré mucho de buenas decisiones, es más, no sé qué carajo significa que es “una buena decisión”. Pero no me arrepiento. Tomaría las mismas pinches decisiones. El mismo camino lleno de errores y unos cuantos aciertos, con tropiezos y baches. Aun así lo tomaría de nuevo. Cada quien escoge como carajo quiere vivir. Lo sé. Hay quienes se conforman con lo más práctico. Con aquello que les brinda un cheque con muchos ceros y un carro a la puerta. Se conforman con la chica fresa, medianamente buena, pero fresa a final de cuentas. Se conforman con la casita-casota en las Lomas, con los electrodomésticos más caros y ese nivel alto de vida tan lleno de dobles morales. Existen aquellos que se rinden ante el camino ya antes seguido y labrado, el camino que brinda dinero, billetes, centavos y demás bienes. Les basta lo más mínimo, un puesto seguro y un hueso que roer. Los conozco. Sin embargo existen los locos, los miserables; aquellos que deciden no vivir al margen. Los que quieren vivir. Los que se deshacen de la buena carrera y el prestigio, y con unos cuantos billetes en la malgastada billetera hacen su destino. Los que escogen la pasión; esa cosa que nos da cuerda, que es capaz de movernos de 0 a 300 km en cuestión de segundos. Existen aquellas que deshaciéndose del barniz de uñas, de los vestidos caros y de los zapatos que solo sirven de imagen, se lanzan al borde del precipicio, tan solo para vivir de nuevo. Todos deberíamos desear estar muertos, tan siquiera una vez, para aprender a apreciar y comprender este caos/armonía que llamamos vida. Que no está atado a lo ostentoso, que no se deriva del confort, que esta más allá de la jaula que conocemos y tratamos. Se debe de aprender a romper esos malditos barrotes putrefactos que nos mantienen encerrados, adentro de esa jaula, ese círculo vicioso que llamamos “sociedad” tan lleno de convencionalismos e imágenes. Hay mas, tanto; que ni siquiera podemos imaginarlo, que no cabe en nuestras ínfimas cabecitas moldeadas. Así es la vida. Se vive o no se vive. Cada quien escoge.



sábado, 23 de junio de 2012




No pienso escribirle al amor. Hoy no. Estoy asqueada en lo que se ha convertido esa figura; fantasma de los grandes ideales subjetivos. En su lugar hablare del asco, de la nausea y la ansiedad, sensaciones que recorren la piel como un pesado sudor frío. Emociones que desaceleran la presión sanguínea. Hablare del insomnio, bestia entre bestias. Demonio cotidiano que espera debajo de la almohada. Hablare de esto, que casi no siempre se habla. Preferimos omitirlos bajo la sombra de lo idílico e inalcanzable. No hablare del dolor, hablare de la letal atracción que sentimos hacia este…